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La solidaridad no puede esperar La solidaridad no puede esperar 

No olvidar a los olvidados. Iglesia en Colombia

El Viacrucis callejero está pensado como un espacio teológico y espiritual “que posibilita el encuentro con el marginado, para reconocerlo, abrazarlo, escucharlo e incluirlo en la sociedad eclesial, verdadera comunidad cristiana, que acoge en ellos al Cristo que sufre, presente hoy en las calles”.

Ciudad del Vaticano

El Viacrucis Callejero nace de una inspiración del Papa Francisco, donde afirma: “Cuando encuentro a una persona durmiendo a la intemperie, en una noche fría, puedo sentir que ese bulto es un imprevisto que me interrumpe, un delincuente ocioso, un estorbo en mi camino, un aguijón molesto para mi conciencia, un problema que deben resolver los políticos y quizá hasta una basura que ensucia el espacio público. O puedo reaccionar desde la fe y la caridad, reconocer en él a un ser humano con mi misma dignidad, a una creatura infinitamente amada por el Padre, a una imagen de Dios, a un hermano redimido por Jesucristo”. La explicación, en el sitio web de la Conferencia Episcopal colombiana, señala que esta iniciativa de la Iglesia nace en la Cuaresma del 2018, en la ciudad de Bogotá, a unos pocos meses de la creación de la Fundación Callejeros de la Misericordia, que acompaña pastoralmente los diferentes fenómenos sociales de calle, tales como: ciudadanos habitantes de calle, comunidad LGTBI, trabajadoras sexuales, vendedores informales, cachivacheros, titiriteros y otras expresiones callejeras que se encuentran en condiciones de alto riesgo y vulnerabilidad.

Reconocer a Cristo en el marginado

“La Fundación Callejeros de la Misericordia, bajo la dirección del fraile franciscano Gabriel Gutiérrez, es la encargada de organizar el Viacrucis, que busca involucrar a los más olvidados”, se explica en la nota del 6 de marzo.

El sacerdote franciscano explica que el Viacrucis callejero está pensado como un espacio teológico y espiritual “que posibilita el encuentro con el marginado, para reconocerlo, abrazarlo, escucharlo e incluirlo en la sociedad eclesial, verdadera comunidad cristiana, que acoge en ellos al Cristo que sufre, presente hoy en las calles (…) Es llevar a Cristo a las calles, para recorrer con Él, el espacio donde miles de estos seres humanos reclaman no solo el derecho a la vida, sino sus derechos como ciudadanos y su lugar en la ciudad”.

“Es un espacio vital – dice – para palpar la realidad y visualizar la ciudad de otra manera, que permita admirar, no solo las construcciones modernas, las avenidas, los puentes, almacenes de marca, centros económicos, lugares históricos, sino la posibilidad de ver con otros ojos a seres humanos que nos encontramos por el camino y a quienes les dirigimos una mirada con afecto, les extendemos la mano, les abrazamos, oramos con ellos, si lo desean, y les ofrecemos una comida caliente”.

“Los ciudadanos habitantes de calle, son el personaje herido, invisibilizado, vulnerado, maltratado, violentado y, en muchas circunstancias, desaparecido, asesinado. La violencia que viven estas ‘comunidades callejeras’ no tiene precedentes en este contexto de violencia que se vive en Colombia desde hace más de 5 décadas”, señaló el religioso.

Cabe señalar que en este tiempo en que se enfrenta la batalla contra el Covid-19 la Iglesia en Colombia ha suspendido la realización de los encuentros y/o reuniones de carácter nacional previstos para marzo y abril. Para información sobre el desarrollo del Viacrucis callejero, dirigirse a la Fundación Callejeros de la Misericordia en
 

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16 marzo 2020, 10:50