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Tiziana Campisi 鈥� Ciudad del Vaticano

La Iglesia Católica Eritrea ha expresado al Gobierno de Asmara su pesar por no haber permitido la entrada de una delegación etíope en el país el pasado 22 de febrero. El cardenal Berhaneyesus Demerew Souraphiel, arzobispo de Addis Abeba, monseñor Abune Mussiè Ghebreghiorghis Uqbu, obispo de Emdeber, y el padre Teshome Fiqre Weldetensae, secretario general de la Conferencia Episcopal Etíope, habrían debido participar en las celebraciones del Jubileo de Oro y en la fiesta patronal de la catedral de Kidane Mehert, sede del arzobispo de Asmara, monseñor Menghesteab Tesfamariam, pero quedaron bloqueados en el aeropuerto de la capital y se vieron obligados a regresar a Etiopía al día siguiente tras una larga e inútil espera. En una carta dirigida a la Oficina de Asuntos Religiosos, el Secretario General de la Conferencia Episcopal Eritrea, padre Tesfaghiroghis Kiflom, escribe que los huéspedes etíopes tenían un permiso regular para entrar en Eritrea, impreso en sus pasaportes y válido por un mes, y pregunta las razones por las que se les impidió la estadía.

En los últimos días, Monseñor Ivan Jurkovi膷, Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales en Ginebra, habló en la 43º sesión del Consejo de Derechos Humanos precisamente sobre la situación de la Iglesia Católica en Eritrea, reiterando que sus actividades son "caritativas y sociales para toda la población, con especial atención a los más necesitados, sin discriminaciones" y que los objetivos que persigue "son humanitarios y no políticos, a fin de promover la justicia, la paz, la reconciliación y el diálogo". El Observador Permanente también había alentado al Gobierno de Eritrea a iniciar un "diálogo constructivo y respetuoso" con la Santa Sede, con miras a "construir un futuro próspero y pacífico en el que se respeten los derechos de la libertad de religión o de credos". Y al encontrar al Pontificio Colegio Etíope el 11 de enero pasado, el Papa Francisco esperaba que la Iglesia Católica de Etiopía y Eritrea tuviera "garantizada la libertad de servir al bien común鈥�.