Conflicto anglo-francófono sigue azotando 䲹ú. Llamado a una solución negociada
Ciudad del Vaticano
“Un diálogo inclusivo con los separatistas anglófonos es la única solución sostenible a la violencia que está causando pérdidas de vidas inaceptables en las regiones noroccidental y sudoccidental del Camerún”. Así lo afirma la Conferencia Jesuita de África y Madagascar (JCAM) en una declaración en favor de una solución pacífica del conflicto entre el gobierno central dirigido por el Presidente Paul Biya y las milicias separatistas de habla inglesa.
La causa del conflicto
Las relaciones entre la mayoría francófona y la minoría anglófona han sido difíciles desde la independencia del país en 1961, tras la unificación del Camerún francés y británico, pero en el 2016 se desató un sangriento conflicto armado, tras las fuertes protestas contra la decisión de la capital, Yaundé, de imponer sólo el idioma francés en los tribunales y escuelas, lo cual llevó a los rebeldes anglófonos a proclamar la independencia.
Desde entonces inició una espiral de violencia, de la que también se han aprovechado delincuentes comunes, causando más de 2.000 muertes y obligando a huir a más de 700.000 personas hacia estados vecinos, incluso hasta Nigeria y 800.000 niños a no ir a la escuela.
Llamado a solución negociada
En este contexto, los obispos de Camerún, junto otros de 10 países de diferentes continentes, enviaron una carta a mediados de febrero para pedir una solución negociada al conflicto y, en particular, para instar al gobierno de Biya a participar en las conversaciones de paz promovidas por una ONG suiza.
Un llamado al que se unen ahora los Superiores mayores de los jesuitas africanos reunidos en el JCAM, condenando tanto “el uso continuo de la fuerza por parte del gobierno del Camerún” como la violencia perpetrada por las milicias rebeldes.
“Pedimos al Presidente Biya y a su gobierno que vayan más allá de las medidas represivas y que asuman la responsabilidad de encontrar soluciones más duraderas a través de negociaciones mediáticas”, se lee en la declaración, que solicita al Ejecutivo “a garantizar el respeto de los derechos humanos y la libertad de expresión y de manifestación”.
Consternación ante la violencia
En la declaración, los jesuitas africanos expresan su consternación por la última matanza en la aldea de Ngarbuh, cerca de la ciudad de Ntumbo, en el noroeste del Camerún, en la que soldados de las fuerzas regulares y algunos milicianos mataron a 30 personas e incendiaron casas: “Esta es lamentablemente, la enésima mancha en la letanía de matanzas e incendios de aldeas que se han producido continuamente desde el estallido de la crisis en 2016”, afirman los jesuitas en la declaración.
Con ello, los jesuitas de África y Madagascar, siguiendo al Papa Francisco, señalan que el trauma y la injusticia sufridos por las víctimas inocentes de la guerra no pueden terminar cuando la búsqueda de la paz se alimenta de “cualquier intento de construir sobre el miedo a la destrucción mutua o la amenaza de la aniquilación total”.
Por su parte, la JCAM declara estar dispuesta a contribuir activamente en los esfuerzos de la Unión Africana por llevar la paz a la región y a todo el continente y, en particular, con la campaña “Silenciando las armas en 2020”, promovida en el 2013 y relanzada en la reciente cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Africana en Addis Abeba.
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