Czerny, en unidad con Cristo para luchar contra el tr¨¢fico de personas
Francesca Sabatinelli - Ciudad del Vaticano
Unir fuerzas para derrotar la trata de personas. Es el llamamiento que surge del Día Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas que se celebra desde 2015 cada 8 de febrero con motivo de la memoria litúrgica de Santa Bakhita, una monja de origen sudanés, que es hoy un símbolo del compromiso de la Iglesia contra la esclavitud. La invitación que surge del evento es a permanecer "Juntos contra la trata", como indica el lema elegido para el Día también según la intención de oración del Papa Francisco para el mes de febrero: "Recemos para que el clamor de nuestros hermanos migrantes, caído en manos de traficantes sin escrúpulos, sea escuchado y considerado".
El domingo 9 de febrero, una marcha de sensibilización comenzará a las 10.00 horas desde Castel Sant'Angelo y terminará en la Plaza de San Pedro a las 12.00 horas, para participar en el rezo del Ángelus con el Papa Francisco; en cambio, esta tarde, a las 18.30 horas, una vigilia de oración en la Basílica de San Antonio de Letrán en Roma, será presidida por el Cardenal Michael Czerny, de la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, quien, a través de nuestros micrófonos, se detiene en el tema de la Jornada y en la importancia de la lucha común contra la trata:
R. - Es necesario explicar que "juntos" significa desarrollar y fortalecer la unión entre nosotros, la unión con Cristo, para combatir el tráfico de personas. El tráfico es un pecado que nos impregna, por lo que realmente necesitamos la ayuda de Dios, el apoyo de los demás, para hacer frente a este terrible flagelo que nos rodea.
Su Eminencia, la Iglesia ha estado en primera línea durante años en la lucha, en la denuncia del fenómeno de la trata de personas, un fuerte estímulo viene del incesante aliento del Papa Francisco...
R. - Sí, el Papa Francisco anima porque las religiosas, sobre todo, fueron las primeras en estar en primera línea, con las víctimas, para ofrecerles la posibilidad de ser libres, la posibilidad de ser rehabilitadas, la posibilidad de comenzar una vida digna de nuevo. Y así, gracias al constante, perseverante y valiente ministerio de las hermanas en todo el mundo, el Papa puede llamarnos como la Iglesia, como pueblo de Dios, para unirnos en torno al ministerio y la profecía de las hermanas.
Son muchas las causas que alimentan este dramático fenómeno del tráfico. ¿Puede también ser combatido por cada uno de nosotros, por cada persona? ¿Cómo?
R. - Debemos reflexionar a partir de lo que nos rodea, no pensando que el tráfico es algo lejano, en un país lejano, sino aprendiendo a reconocer sus signos aquí y entre nosotros, y reconociendo que las diversas formas de marginación, de exclusión, la forma en que como sociedad hacemos desaparecer a los que no son "útiles" para la economía, son las causas fundamentales y esto nos toca también a nosotros. Por eso es tan importante rezar juntos en la fiesta de Santa Bakhita, para ayudarnos todos a abrir nuestros corazones, mentes, manos, para enfrentarnos - como dice el eslogan - para actuar juntos contra el tráfico.
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