Obispos de Irlanda: “Encarnar la Palabra de Dios en nuestra vida cotidiana”
Ciudad del Vaticano
El “Domingo de la Palabra de Dios” ha sido instituido por el Papa Francisco con la Carta Apostólica “Aperuit illis” del 30 de septiembre de 2019, este Día se celebra el Tercer Domingo del Tiempo Ordinario – que este año cae el 26 de enero – y está dedicado a la celebración, al estudio y la difusión de la Palabra de Dios.
La Biblia es el libro del pueblo de Dios
En la de Monseñor Farrell, publicada en el sitio web de la Conferencia Episcopal Irlandesa (CEI), se cita, en primer lugar, a San Jerónimo, quien afirmaba que “ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo”. “Estas palabras todavía resuenan hoy – subraya el Prelado –a través de las Escrituras, el Señor sigue hablándonos y llamando a la puerta de nuestros corazones y mentes; si Lo escuchamos, entonces entrará en nuestras vidas y permanecerá con nosotros”. La Biblia, de hecho, “no es una prerrogativa de unos pocos, sino que pertenece a todos; es el libro del pueblo de Dios” que debe ser escuchado, meditado y orado para que se pueda comprender “la persona y la misión de Cristo”.
En las Escrituras se encuentra "consuelo y alivio"
Las Escrituras – agrega Monseñor Farrell – desafían a los fieles a "vivir una vida digna en la llamada a ser discípulos de Jesús", "requieren su respuesta" para que "la Palabra de Dios no regrese vacía, sino que cumpla el propósito querido por el Señor". Por lo tanto, estamos "llamados a escuchar atentamente el Verbum Domini, a prestarle atención, permitiéndole que alimente nuestras vidas y nos inspire a vivir la llamada de Cristo en nuestra vida cotidiana". Monseñor Farrell recuerda también que en las Escrituras se encuentra "consuelo y alivio" en los momentos difíciles porque contienen "palabras de esperanza".
Encarnar las Escrituras en nuestra vida cotidiana
"La Sagrada Escritura está al centro de todo lo que la Iglesia hace – escribe el Obispo de Ossory – nos ayuda a comprender el mundo y da forma a la visión que tenemos de él; nos enseña a vivir y a relacionarnos con los demás; nos desafía constantemente a encarnar la Palabra de Dios en nuestra vida cotidiana. Y es a través de ella que el Señor "habla a su pueblo, mostrándole el camino a seguir para hacer que el Evangelio de la salvación llegue a todos".
Sugerencias para celebrar el "Domingo de la Palabra de Dios”
Asimismo, Monseñor Farrell ofrece algunas sugerencias prácticas para celebrar del mejor modo el "Domingo de la Palabra de Dios", incluyendo la recitación de los Salmos Responsoriales que recuerdan las mismas palabras usadas por Jesús en sus oraciones cotidianas; animando la formación de voluntarios, especialmente jóvenes que se preparan para la Primera Comunión o la Confirmación, para la proclamación de la Palabra de Dios durante la Misa.
La importancia de la Lectio Divina
Además, en la Carta Pastoral se señala que, la práctica de la Lectio Divina, se debe explicitar con tres acciones: Escuchar atentamente cada palabra de la Escritura, porque “Dios nos enseña a escucharlo, a buscarlo en el silencio. Él no nos atrapa, sino que nos invita dulcemente cada vez más profundamente a su presencia". Meditar "en la quietud del propio corazón" la palabra o frase que nos ha tocado más profundamente, porque será precisamente esta "reflexión interior a abrirnos al diálogo con Dios". Finalmente, la tercera acción sugerida es Orar para ofrecer a Dios "lo que hemos encontrado en nuestros corazones", lo cual representa "el verdadero don que sólo cada uno de nosotros puede dar". Lo importante – subraya el Obispo de Ossory – es que la práctica de la Lectio Divina no sea entienda como la mera "ejecución de una tarea con un objetivo específico", sino que se entienda que "la oración de la palabra de Dios no tiene otra finalidad que la de estar en la presencia de Dios", porque "la Biblia no sólo tiene por objeto informarnos sobre Dios, sino también transformarnos según la forma de Cristo". “En un tiempo en el que se habla 'post-verdad' y en el que las 'falsas noticias' están a la orden del día –concluye el Prelado – la palabra de Dios está viva y es vivificante y permanece para siempre”.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí