蜜桃交友

Christus vivit, como Mar铆a, la valent铆a de un 鈥淎qu铆 estoy鈥

Un a帽o despu茅s del S铆nodo sobre los 箩贸惫别苍别蝉, chicos y chicas de todo el mundo se confrontan con la 鈥淐hristus vivit鈥, la Exhortaci贸n Apost贸lica del Papa Francisco. Mar铆a de Nazaret era muy joven cuando dijo el 鈥渟铆鈥 que cambi贸 la historia. Ella es un ejemplo que fascina, dice Luca, uno de los muchos 箩贸惫别苍别蝉 que siguen la experiencia de Taiz茅. Porque para descubrir el plan de Dios, cada joven, como Mar铆a, no puede sino involucrarse.

María, la muchacha de Nazaret

43. En el corazón de la Iglesia resplandece María. Ella es el gran modelo para una Iglesia joven, que quiere seguir a Cristo con frescura y docilidad. Cuando era muy joven, recibió el anuncio del ángel y no se privó de hacer preguntas (cf. Lc 1,34). Pero tenía un alma disponible y dijo: «Aquí está la servidora del Señor» (Lc 1,38).

44. «Siempre llama la atención la fuerza del 鈥渟í鈥 de María joven. La fuerza de ese 鈥渉ágase鈥 que le dijo al ángel. Fue una cosa distinta a una aceptación pasiva o resignada. Fue algo distinto a un 鈥渟í鈥 como diciendo: bueno, vamos a probar a ver qué pasa. María no conocía esa expresión: vamos a ver qué pasa. Era decidida, supo de qué se trataba y dijo 鈥渟í鈥, sin vueltas. Fue algo más, fue algo distinto. Fue el 鈥渟í鈥 de quien quiere comprometerse y el que quiere arriesgar, de quien quiere apostarlo todo, sin más seguridad que la certeza de saber que era portadora de una promesa. Y yo pregunto a cada uno de ustedes. ¿Se sienten portadores de una promesa? ¿Qué promesa tengo en el corazón para llevar adelante? María tendría, sin dudas, una misión difícil, pero las dificultades no eran una razón para decir 鈥渘o鈥. Seguro que tendría complicaciones, pero no serían las mismas complicaciones que se producen cuando la cobardía nos paraliza por no tener todo claro o asegurado de antemano. ¡María no compró un seguro de vida! ¡María se la jugó y por eso es fuerte, por eso es una influencer, es la influencer de Dios! El 鈥渟í鈥 y las ganas de servir fueron más fuertes que las dudas y las dificultades».

45. Sin ceder a evasiones ni espejismos, «ella supo acompañar el dolor de su Hijo [鈥 sostenerlo en la mirada, cobijarlo con el corazón. Dolor que sufrió, pero no la resignó. Fue la mujer fuerte del 鈥渟í鈥, que sostiene y acompaña, cobija y abraza. Ella es la gran custodia de la esperanza [鈥. De ella aprendemos a decir 鈥渟í鈥 en la testaruda paciencia y creatividad de aquellos que no se achican y vuelven a comenzar».

46. María era la chica de alma grande que se estremecía de alegría (cf. Lc 1,47), era la jovencita con los ojos iluminados por el Espíritu Santo que contemplaba la vida con fe y guardaba todo en su corazón de muchacha (cf. Lc 2,19.51). Era la inquieta, la que se pone continuamente en camino, que cuando supo que su prima la necesitaba no pensó en sus propios proyectos, sino que salió hacia la montaña «sin demora» (Lc 1,39).

47. Y si hacía falta proteger a su niño, allá iba con José a un país lejano (cf. Mt 2,13-14). Por eso permaneció junto a los discípulos reunidos en oración esperando al Espíritu Santo (cf. Hch 1,14). Así, con su presencia, nació una Iglesia joven, con sus Apóstoles en salida para hacer nacer un mundo nuevo (cf. Hch 2,4-11).

48. Aquella muchacha hoy es la Madre que vela por los hijos, estos hijos que caminamos por la vida muchas veces cansados, necesitados, pero queriendo que la luz de la esperanza no se apague. Eso es lo que queremos: que la luz de la esperanza no se apague. Nuestra Madre mira a este pueblo peregrino, pueblo de jóvenes querido por ella, que la busca haciendo silencio en el corazón aunque en el camino haya mucho ruido, conversaciones y distracciones. Pero ante los ojos de la Madre sólo cabe el silencio esperanzado. Y así María ilumina de nuevo nuestra juventud.

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03 diciembre 2019, 12:00