䲹ú: carta pastoral de los obispos contra el tribalismo
Lisa Zengarini – Ciudad del Vaticano
Rechazo al tribalismo y de cualquier cambio de identidad que amenaza la cohesión nacional y el bien común y la invitación a respetar la dignidad de toda persona humana, independientemente de su origen étnico, considerando la diversidad como una riqueza. Este es el contenido de la carta pastoral de los obispos de Camerún a los cristianos y a todas las personas de buena voluntad sobre la hermandad nacional.
El documento, firmado por monseñor Abraham Boualo Kome, presidente de la Conferencia Episcopal (CENC), surge de la preocupación de la Iglesia de Camerún por el resurgimiento de las tensiones étnicas en el país que desde hace tres años enfrenta la crisis secesionista de las regiones de habla inglesa.
Intereses políticos en la raíz del tribalismo
Los Obispos se refieren al resurgimiento de esta plaga, denunciado repetidamente en el pasado por la CENC, a la degradación del clima social después de las últimas elecciones presidenciales de 2018, cuestionando las responsabilidades de los líderes políticos, pero también de los medios y líderes de opinión que “siembran confusión entre los ciudadanos”, instándolos a estigmatizar a las personas solo porque pertenecen a una determinada tribu o región.
“En la raíz del tribalismo están los intereses políticos de algunos ciudadanos deshonestos que explotan y exacerban los sentimientos tribales de los más débiles para ganar el poder”, señalan los Obispos. Así, “lo que debería ser una riqueza para ser desarrollado y compartido de modo que todo pueda realizarse es manipulado para servir a los intereses de algunos”.
El tribalismo tiene graves consecuencias para Camerún
Los Obispos cameruneses observan que en muchos casos el ciudadano es empujado a recurrir a su propio grupo de origen a causa de la incapacidad del Estado para satisfacer las necesidades primarias: seguridad, trabajo, justicia, salud. En este sentido, el mal gobierno alimenta el tribalismo.
Una plaga, subraya la carta pastoral, que tiene “consecuencias negativas” para Camerún: socava la cohesión social; obstaculiza la búsqueda del bien común; crea una atmósfera de desconfianza, sospecha y miedo; alimenta la inseguridad; daña la economía; debilita las instituciones; perturba las relaciones con la comunidad internacional; genera conflictos étnicos e incluso guerras civiles.
Sin embargo, condenar el tribalismo no significa negar el valor de la diversidad y el pluralismo cultural de Camerún, que es una riqueza: “Es correcto que cada ciudadano viva su “tribalidad” que no es “en sí misma, una amenaza a la cohesión social”, señalan los obispos. Sin embargo, recuerdan que el respeto a la dignidad inalienable de cada persona humana, independientemente de su afiliación social, sigue siendo una “condición no negociable”.
Llamamiento a sacerdotes, religiosos, laicos, políticos y medios de comunicación
A la luz de esto y de lo que está sucediendo en Camerún, la Conferencia Episcopal lanza un llamamiento en primer lugar a los sacerdotes, religiosos y laicos involucrados, a quienes les pide que testifiquen en sus comunidades “la belleza y grandeza de la Iglesia, la familia de Dios”, para así contribuir derribando las barreras que dividen el país.
Además, se dirige a los líderes políticos y sociales de Camerún para que trabajen para la solución de conflictos “con un espíritu de paz y diálogo fraterno” y eviten el odio y la discriminación. A los medios se pide un sentido de responsabilidad y caridad, mientras que se insta a los padres y educadores a sembrar en los corazones de los niños “las virtudes de compartir la tolerancia y la honestidad”.
También insta a los jóvenes cameruneses “a no privarse de la riqueza que ofrece la diversidad cultural” de su país. Por último, invita a todos "los hijos e hijas de Camerún" para que regresen “a la escuela de apertura a la diferencia, hospitalidad y aceptación recíproca”. “Ningún seguidor de Cristo podría alimentar el tribalismo, el odio y el rechazo del otro solo porque pertenece a una tribu diferente de la suya o de la tribu de su enemigo político o ideológico", concluye el documento pastoral.
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