Chilenos en Roma oran por la justicia y la paz en su pa¨ªs
Pope
Son una comunidad católica pequeña en Roma y suelen reunirse una vez al mes para celebrar juntos la eucaristía, recordando siempre su Chile natal. Pero esta vez lo hicieron la noche del jueves 24 de octubre para rezar por la justicia y la paz en su país. La crítica situación política y social que atraviesa la nación latinoamericana, y que ha implicado masivas movilizaciones pacíficas, así como violentos actos de vandalismo, ha captado la atención del mundo, y también afligido a los chilenos que viven en el exterior.
Por eso, hasta la parroquia de Santa Maria della Pace, ubicada en el centro de la ciudad, llegaron cerca de 60 personas entre laicos, sacerdotes y religiosas, que elevaron sus plegarias en una liturgia que tuvo como texto central el evangelio de las Bienaventuranzas. ¡°Nos reunimos como comunidad creyente porque, junto con adherir a las demandas sociales que exigen mayor justicia en nuestra Patria, quisimos pedir la gracia de Dios y acoger el don de su paz¡±, expresó Rodrigo Cordero, sacerdote diocesano de Santiago que estudia en Roma.
La liturgia contó con tres momentos. En el primero se pidió perdón por todo lo que personal y socialmente ha impedido que Chile viva realmente como una patria de hermanos, de hijos e hijas de un mismo Padre Dios. Posteriormente, hubo un momento de intercesión con peticiones por la conquista de la justicia y el imperio de la paz. Asimismo, se oró para que las autoridades políticas tengan la sabiduría para enfrentar la crisis y acoger las demandas sociales; también por el descanso eterno de quienes han fallecido en los disturbios, así como por la recuperación de quienes han sido heridos. Además, las intenciones recordaron a los muchos líderes y dirigentes sociales que progresivamente han tomado protagonismo en Chile y que podrán colaborar a restablecer la unión entre los chilenos y a establecer un nuevo pacto social.
Para Mildrey Villanueva, laica estudiante de Derecho Canónico y procedente de la sureña ciudad de Coyhaique, la oración comunitaria fue ¡°una ocasión propicia para confortarnos en medio del dolor y la incertidumbre, pero también para reflexionar acerca de las escandalosas brechas sociales que hieren profundamente a nuestra sociedad chilena¡±.
La celebración comunitaria continuó con un instante de adoración al Santísimo Sacramento, que llevó a la asamblea a renovar su esperanza en ¡°Cristo, que es nuestra paz¡±, como declara la carta de san Pablo a los Efesios, que también fue leída para la ocasión. Así, se dio paso a la oración del Padrenuestro y a un intercambio del saludo de la paz, como compromiso de los presentes de trabajar por aquella justicia que, según se explicó en la liturgia, es el material básico para que todos seamos artesanos de la paz.
La ceremonia, que contó con la presencia de los embajadores de Chile ante la Santa Sede, Octavio Errázuriz, y ante Italia, Sergio Romero, concluyó con una oración y un canto a la Virgen del Carmen, además de la entonación espontánea del himno nacional.
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