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Antonella Palermo - Antananarivo

Habrá un centenar de monjas contemplativas de los distintos monasterios del país y también una madre de tres niños víctimas de la reciente epidemia de sarampión. Las emociones de Sor María Magdalena y Sor Paola María de la Eucaristía

"La presencia del Papa con nosotros es una gracia extraordinaria, un gran don del Señor que nos hace experimentar la comunión con la Iglesia. Es así como la Hermana María Magdalena, desde 1992 en esta Comunidad, procedente del Carmelo de Verona, que en vísperas de la llegada del Pontífice nos habla del espíritu de oración que marca los primeros encuentros del Papa en Madagascar. "A través de la oración, el Papa podrá llegar a todos los lugares. Es también el misterio de nuestra vida encerrada. A través de la oración podemos llegar a todo el mundo. Sentimos una gran alegría.

"La llegada del Papa es realmente una bendición", dice la Hermana Paola Maria de la Eucaristía, quien explica cómo la presencia del Papa en este país puede afectar la dimensión de la fe católica. "Para el pueblo malgache, creo que hay que animarlo a continuar el viaje a diario, recordando que no estamos solos. El Papa es un mensajero de la paternidad de Dios y de su misericordia".

También habrá una madre que perdió tres hijos a causa de la reciente epidemia de sarampión que causó 1200 muertes en la capital. "Será recibida en nuestro coro, en aislamiento", dicen las monjas del convento, que está dedicado a San José y cuya casa de huéspedes puede alojar a los que piden hospitalidad. "Para nosotros es una experiencia especial y muy hermosa porque abrimos las puertas de nuestro monasterio al sufrimiento. Nos ayuda a comprender que la reclusión no es un cierre, sino una apertura total a las necesidades y exigencias de todos".