Mauricio López, Repam: un sínodo fiel a Dios, la Amazonía y a pueblos originarios
Manuel Cubías - Ciudad del Vaticano
Mauricio López, un conocedor del proceso sinodal, conversó con Pope sobre el momento actual en que se encuentra el Sínodo Especial para la Amazonía, los temas relevantes que tienen potencial para ser asumidos por la asamblea sinodal y aquellos temas relacionados con los sacramentos y la liturgia.
Para el Secretario Ejecutivo de la REPAM es muy importante que los temas propuestos para las discusiones no produzcan fragmentación. Para logarlo propone un ambiente de discernimiento que permita que el sueño de Dios para todas las comunidades produzca vida y vida en abundancia.
Hacia el Sínodo. Definir el momento actual
López comienza asegurando que el momento actual es el de ver cómo las semillas que fueron sembradas hace tiempo, podrían comenzar a dar fruto como “posibilidades concretas y reales. Son semillas que pueden fortalecer y renovar la estructura eclesial, reavivar el tema de los sacramentos, y dar pasos que nos permitan avanzar en el campo de la ecología integral y de la interculturalidad”.
El Sínodo y la Laudato Si
También, afirma Mauricio López, “en este sínodo la Iglesia quiere replantearse su manera de estar en medio de estas realidades”. Y, continúa, como nos ha recordado el Papa Francisco este sínodo es “hijo de Laudato Si”, una afirmación con la que “le da su categoría de importante evento eclesial que puede enriquecer la propia reflexión doctrinal”. Y continúa: “El sínodo amazónico es hijo legítimo. Tiene todos los elementos de la riqueza de Laudato Si y las luces que puede traer van a influir en la reflexión doctrinal”.
Jesús, el camino
La distancia temporal entre el momento actual y el sínodo es de siete semanas, recuerda López, y “se siente el llamado interno a seguir el instinto interior para acompañar a Jesús en esta subida a Jerusalén, en la que de alguna manera no tenemos absoluta certeza de lo que va a pasar. Donde Él va por delante, donde hay también momentos de profunda confusión, donde nuestra humanidad y fragilidad nos hace perdernos en ocasiones de lo esencial, queriendo ser los protagonistas, ser visibilizados, o que se cumpla nuestra voluntad y no la voluntad de Dios que es esperanza para la vida de la Amazonía y de sus pueblos”.
Mauricio López es consciente de las adversidades y desconocimientos que enfrenta el proceso sinodal, sin embargo, afirma: “pero a pesar de ello estamos absolutamente confiados de que es Jesús quién va guiando el camino”.
Pueblos crucificados como Jesús
En este sínodo, nos vamos también sintiendo confirmados en la confianza en la voluntad del Señor. Y aunque esto puede traer signos de Cruz, pues de hecho hay muchas cruces cotidianas en la Amazonía en los asesinatos de líderes y lideresas, en toda la vulneración de los derechos de los pueblos indígenas, en el despojo de sus tierras, en el poner a la venta y abrir las legislaciones para dar facilidad a muchas más iniciativas extractivas destructivas. Y por otro lado los agro tóxicos que van matando la tierra, la flora, la fauna, envenenando y enfermando a la gente. Ahí vamos viviendo el sentido de Cruz que también se va haciendo evidente en este territorio y para este Sínodo, pero como creyentes nos abrazamos en la certeza de seguir a Jesús y su llamado a caminar en la certeza de la resurrección.
Creo que el camino al Sínodo en estos dos meses se tiene que sostener de eso, de la certeza de una nueva vida que es promesa, de los nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral que habrán de llegar, y de todos los signos de esperanza que sobreabundan a los de muerte; y saber que, a pesar de pasar por momentos de confusión y duda, se irán clarificando los elementos esenciales en una visión de mucho más largo plazo.
Temas relevantes
Por un lado, una posibilidad estructural que se menciona en el Intrumentum Laboris de que se viabilice o se fomente una estructura específica al servicio de la misión de la Iglesia en la Amazonía para llevar adelante todo aquello que no pueda ser resuelto en el Sínodo, o aquello que simplemente sea establecido como intuición pueda ser acompañado en el mediano y largo plazo.
La Pan Amazonía como territorio, que no pretende sustituir las estructuras ya existentes, ni en lo eclesial, ni mucho menos en lo político administrativo. Pero sí se podría fortalecer una Pastoral de Conjunto como lo soñó el propio documento de la Asamblea del CELAM Aparecida en 2007.
Un segundo elemento es el de abordar con seriedad y claridad la crisis socio-ambiental expresada en la ecología integral, la cual debe ser un elemento inherente de la misión cotidiana de toda estructura eclesial en la Pan Amazonia. Se trata de apropiarnos de la responsabilidad de la concreción de la Encíclica Laudato Si en todos los niveles de la Iglesia.
Mauricio López insiste en la necesidad de “Abrazar y reafirmar la fuerza de la relación que tienen ellos con el territorio, con la naturaleza, con las espiritualidades, para poder abrazar la fuerza de su testimonio, y que podamos trabajar juntos en la defensa explícita de la vida, de los derechos humanos, de los territorios, y de las identidades culturales diversas en la Pan Amazonía”.
Pensar nuevos caminos para que la Eucaristía sea el centro de la vida creyente, a partir de las dinámicas cotidianas y de las comunidades que se puedan hacer cargo de sus propios procesos, asumiendo servicios específicos para precautelar el sentido de la fe, el centro de la fe, y asegurarlo para las comunidades. No ser sólo comunidades de la Palabra, sino de la Comunión, con el centro que es la Eucaristía.
Mauricio López subraya la necesidad de que la pastoral “sea una pastoral inculturada, a partir de los rasgos propios de las culturas, con sus lenguas, en una visión en que se reconoce también la fuerza de los rasgos propios de estas comunidades y su cosmovisión. Todo ello habrá de enriquecer la vivencia de fe en una experiencia de verdadera sinodalidad y comunión eclesial”.
La apertura a la diversidad como interculturalidad, esto significa, afirma López, “caminar con los pueblos originarios, reconociendo el valor de sus identidades y espiritualidades, su propuesta profunda del buen vivir, para poder entrar en un diálogo sereno, fraterno, de enriquecimiento mutuo, que permita que las culturas en la Amazonía tengan más vida y vida en abundancia”.
La celebración de la Eucaristía en comunidades distantes
“No podemos perder el foco del sujeto del Sínodo, afirmó López, que es la Amazonía, sus pueblos y comunidades, en especial, los pueblos originarios”. Con esta claridad, prosigue: El cardenal Kasper ha desarrollado los argumentos teológicos necesarios para aclarar dudas y tener suficientes criterios de discernimiento en este sentido, y varios obispos del territorio han expresado la necesidad de encontrar soluciones reales para la celebración eucarística en esas comunidades. Es importante entrar al tema con todos los elementos de reflexión necesarios, con los sustentos teológicos y doctrinales pertinentes, pero al mismo tiempo debe ser un aspecto asumido solo en función de la mirada amplia de la realidad y necesidades de las comunidades, y la búsqueda de que puedan vivir plenamente su sentido de fe y vida como creyentes.
Otro elemento fundamental es que tenemos que asegurar que toda propuesta que sea encaminada como resultado del Sínodo no produzca una fragmentación entre los nuevos caminos para la Iglesia y aquellos que tienen que ver con la ecología integral.
Debemos comprometernos en serio para ser una Iglesia más profética y samaritana, para sanar las heridas de estos cristos concretos que están siendo asesinados y vulnerados en los rostros de los más vulnerables y los más vulnerados. Por otro lado, nos sentimos invitados a valorar las propuestas de vida de los pueblos originarios que nos pueden enseñar otras maneras de relacionarnos entre nosotros mismos, y con nuestro entorno. Debemos superar esa visión de la teología de la prosperidad, para tratar de seguir profundizando en esta teología de la Creación, en una verdadera teología de la Encarnación.
Los pueblos amazónicos y el Sínodo
Creemos que este Sínodo permitirá hacernos más sensibles y conscientes de algo que para cualquiera que camina, vive y trabaja en la Amazonía, es elemento esencial e imprescindible de su misión: la necesidad de crecer en sensibilidad, apertura a la escucha, de dejarse tocar, y a veces abandonar una postura rígida de imposición, para navegar al ritmo de las aguas y poder encontrar al Cristo inédito en medio de esas realidades. Así que creo que en eso va a ser un desafío muy interesante.
El Sínodo y la Iglesia universal
Tenemos que tener la certeza de que este Sínodo, en su profetismo, es fiel a los gritos de la realidad de los pobres y de la hermana Madre Tierra, que resuenan en el corazón de la Iglesia, de una Iglesia mártir y profética, que quiere seguir caminando, y no permanecer en el Tabor, sino emprender el camino a Jerusalén.
Porque muchos están siendo crucificados, y aquellos que quieren hacer de la Iglesia una opositora, realmente nos muestran esta profunda incapacidad de reconocer los signos de dolor de sus hermanos y hermanas que en lo cotidiano viven estas situaciones trágicas que son consecuencia del pecado estructural con el que se favorecen a otros intereses externos. Es importante que sigamos al Papa en este sentido de confirmación en la fe, en el Cristo de la vida, pero también en el crucificado y resucitado que nos llama a caminar en esta certeza de asumir Su voluntad, Su opción, aún en medio de nuestra confusión y fragilidad. Queremos caminar hacia este Sínodo firmes en la alegría del Evangelio, sabiendo y creyendo que estamos colaborando para que haya vida y vida en abundancia para toda la Amazonía y para el mundo.
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