é澱: Oración por las víctimas de abusos en la Iglesia
En su con ocasión de la Jornada de oración por las víctimas de abuso sexual por parte de clérigos los prelados escriben: “Adelantándonos algunos años, quizá no muchos, nuestra generación será escudriñada ante el horrendo abuso sexual perpetrado por clérigos en la Iglesia, y será evaluada si supimos o no enfrentarlo y solucionarlo. Si fuimos indiferentes, omisos, cobardes o negligentes; o si fuimos sensibles, responsables, humildes y valientes para aplicar las enmiendas y correcciones que teníamos qué hacer”.
Y no dudan en afirmar que “no cabe duda que el problema del abuso sexual en la Iglesia católica constituye un cáncer, al que, principalmente los pastores, debemos enfrentar contundentemente hasta extirparlo, a costa de ser tachados como infieles y traidores al mensaje de Jesús, y a la misión de la Iglesia”.
Asumir el dolor
De ahí que manifiesten la importancia de que, como Iglesia, deben asumir “el dolor no sólo por el daño ya causado por muchos de sus miembros a menores de edad o por su encubrimiento, sino y especialmente, el dolor que implica extirpar este mal, en los mismos miembros de la Iglesia”.
Reconocer el daño
Al mismo tiempo afirman “aceptar esta crisis con profundidad, y reconocer que el daño no lo han hecho los de fuera sino que los primeros enemigos están dentro de nosotros, entre los obispos, sacerdotes y consagrados, que no hemos estado a la altura de nuestra vocación”. Por lo que insisten en que “no hay ninguna justificación posible para no denunciar, para no desenmascarar, para no enfrentar con valor y contundencia cualquier abuso que se presente al interior de nuestra Iglesia”.
Inmensas las consecuencias de los abusos
En cuanto al “hondo” daño causado, y al “dolor infligido”, expresan que son “inmensas las consecuencias de los abusos que han sucedido en la Iglesia que nunca podremos decir que hemos hecho lo suficiente, y nuestra responsabilidad nos lleva a trabajar todos los días para que nunca más en la Iglesia se presenten abusos, y para que los que eventualmente se cometan reciban el castigo y la reparación que exigen”.
La posición de los Obispos mexicanos queda “del todo confirmada en la cumbre de protección de menores celebrada en Roma en el mes de febrero pasado”. Y con las víctimas y a favor de las víctimas, exhortan a sus hermanos Obispos y superiores, “a que cualquier caso que surja, y los que ya son públicos, ya sea en congregaciones religiosas, como con los Legionarios de Cristo, así como de Arquidiócesis o Diócesis en México, sean procesados, como lo marcan los últimos documentos pontificios”.
Profunda renovación de toda la Iglesia
En la conclusión del mensaje se lee que “sólo con la ayuda del Señor” y su “docilidad a su gracia” lograrán “que esta crisis lleve a una profunda renovación de toda la Iglesia, con Obispos más conscientes de su misión de pastores y padres de su rebaño; con sacerdotes y consagrados más conscientes de su servicio ejemplar al pueblo de Dios; con seglares más conscientes de su corresponsabilidad en la edificación de una Iglesia confiable, justa, humilde y creíble, en donde los niños y adolescentes, y todas las personas, encuentren siempre un lugar seguro que propicie su crecimiento humano y en la fe”.
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