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Ciudad del Vaticano
«¡La situación es grave! Los acontecimientos de los últimos días deben cuestionar el sentido de la ciudadanía y la conciencia patriótica de todos. Debemos actuar en sinergia para salvar a Haití, nuestra patria y nuestro hogar común. No debemos ser indiferentes. Haití no es un "negocio" de los demás, sino de cada haitiano». Estas son las declaraciones escritas por la Conferencia Episcopal Haitiana (CEH) en un mensaje en el que una vez más señala la difícil situación en el país caribeño y lanza la iniciativa de unirse en oración por Haití, hasta Pentecostés de 2020.
Llamado a la conversión para redescubrir esperanza y dignidad
"Conscientes de todo lo que sucede en nuestro país y de la importancia de la corresponsabilidad del hombre en la acción de Dios en la transformación de la ciudad - se lee el mensaje - nosotros, los obispos de Haití, queremos, a través de esta nota, renovar nuestra llamada al amor, al patriotismo, a la conversión y a la oración, para sacar a nuestro pueblo del abismo en el que se encuentra y conducirlo por un camino de esperanza y dignidad. Dirijamos nuestra mirada a Cristo, Redentor y Salvador del hombre y de toda la humanidad".
Corrupción, mal endémico y plaga social
En particular, los mitrados condenan la "corrupción generalizada", que se ha convertido en "un mal endémico", "un verdadero flagelo social que aflige a las instituciones, enferma la política, amenaza la democracia y la paz social, comprometiendo seriamente, tanto desde el punto de vista ético como económico, el desarrollo del país". "Al mismo tiempo, lamentamos el hecho de que nuestro país se empobrezca sistemáticamente por la desconcertante codicia de algunos dirigentes que no tienen en cuenta la difícil situación de las personas en dificultad y no contribuyen al progreso y al desarrollo nacional".
Iniciativas diocesanas
Ante este dramático escenario, los obispos relanzan la propuesta, ya formulada el pasado mes de mayo, de dedicar "un año de oración y adoración por la salvación del país", iniciado con la solemnidad de Pentecostés y destinado a continuar hasta Pentecostés de 2020.
"Hemos dejado a la elección de cada obispo -continúa el mensaje- las iniciativas que deben emprenderse, con los sacerdotes de su propio presbiterio y con las congregaciones religiosas que operan en la diócesis, y las disposiciones apropiadas para mantener el espíritu de oración en la unidad y en la fe profunda. Cada obispo conoce la realidad de su diócesis".
Se necesita aire nuevo para que el país respire
La CEH prosigue: "Hijos e hijas de Haití, nuestro deseo más querido es ver a cada hombre y mujer haitianos de buena voluntad hacer de este año de oración y adoración constante la expresión de su amor por Haití y el deseo de cambiar su comportamiento y mentalidad.
"El país quiere y debe respirar aire nuevo. Esperamos sinceramente que este proceso traiga una renovación espiritual y libere nuestras vidas de todos los gérmenes de muerte que pueden mantenernos en esta crisis generalizada".
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