Chile. Mons. Aós: la Iglesia es de Jesucristo y es una institución bellísima
Griselda Mutual – Ciudad del Vaticano
El Administrador Apostólico Sede vacante et ad nutum Sanctae Sedis de la archidiócesis de Santiago de Chile, Monseñor Celestino Aós, se reunió con el Papa Francisco el viernes 5 de abril. Con el Papa también este martes 9, en la Misa en la Capilla de la Casa de Santa Marta. Tras la misa, el diálogo con Pope sobre lo que fue el encuentro, los temas abordados, la situación de la Iglesia en Chile, los desafíos sociales que allí se viven, las tareas encomendadas como Administrador Apostólico bajo la tutela de la Santa Sede y mientras la Santa Sede lo requiera, y un mensaje final a los chilenos que no han perdido su fe, pero a quienes el escándalo de los abusos alejó de la institución eclesial.
No retoques de maquillaje sino cambios profundos
Lo había afirmado en la homilía en el inicio de sus funciones como administrador apostólico, el pasado domingo 24 de marzo. Mons. Aós da un mensaje a los fieles y los religiosos que han sufrido a causa del escándalo de los abusos:
“El mensaje es claro: hay cosas que nunca se pueden aceptar. No hay ninguna justificación para aceptar un abuso: ninguna. En eso quiero ser claro y enfático. Creo que tenemos que ir creciendo todos en esa conciencia. Por eso es que hace falta un cambio en el corazón y en la cabeza: si hay alguien que cree que no se por cuáles razones se puede justificar eso, andamos mal. Tiene que ser un cambio de conversión. Eso por un lado”.
“Por el otro lado, sentirnos todos bautizados, sentir que esto no es un asunto del Papa, del administrador apostólico, de los obispos que están ahí, de los curas: esto es un asunto de todos nosotros, que debemos crecer en esa conciencia de bautizados, y ayudarnos unos a otros. Las mismas víctimas a las que debemos el respeto, el cariño, la ayuda, también tienen que ayudarnos. Ellos tienen una sensibilidad más grande para detectar, a lo mejor, ciertos 'síntomas y signos' y decir ‘cuidado: aquí puede estar pasando algo’. Ellos tienen también la experiencia de haber pasado por momentos de muchísimo dolor, de haber vivido un viacrucis, y nos pueden ayudar diciendo, ‘a mí me ayudó o me sirvió, hacer esto o esto otro’”.
“EԳٴDzԳ,&Բ;integrar a todos, sentirnos de verdad Iglesia, de verdad hermanos. Esto no es cuestión de palabras, es mucho más que palabras, pasa por el corazón. Por eso hablé de cambios profundos: porque si pensamos que con cambiar una persona de lugar ya tenemos ‘resuelto el problema’, somos de una tremenda ingenuidad y además no estamos dándole el ‘palo al gato’ como se dice a la chilena”.
Temas abordados con el Santo Padre
Tal como afirmó Mons. Aós, el Papa Francisco “está muy interesado, cercano al Chile y está informado”: “efectivamente – expresó – me insistió en que dijera eso a los chilenos, pero que recordara también que la Iglesia es una unidad”. “, no solamente es una parte del cuerpo, sino es el cuerpo entero. Es decir, la Iglesia en Chile son estas personas que a veces aparecen en primer lugar, que son las víctimas que han sufrido y que son respetables y demás, pero la Iglesia en Chile también son los enfermos, son los ancianos, los trabajadores, los niños, los alumnos que tienen problemas en los colegios”. Con el Papa "repasamos algunas de estas temáticas, principalmente de los sacerdotes y de estos casos de abusos, pero también de la formación de los sacerdotes y la vida de los religiosos”.
La Iglesia es un Cuerpo: cuando un miembro sufre, todos sufren con él
Siempre con este concepto, el Santo Padre también recalcó al obispo mirar también lo positivo de la Iglesia en Chile:
“No podemos negar las heridas: cuando un cuerpo tiene una herida, indudablemente sería tonto el no preocuparse de la herida, pues hay que preocuparse para que no se infecte, para que sane. Pero también hay que preocuparse por todo lo demás, y el Papa me insistió en que viera la belleza que hay en la Iglesia en Chile: hay tantos matrimonios que tratan vivir su fidelidad, de construir una familia hermosa. Hay tantos papás que se preocupan por sus hijos, que trabajan por ellos. Hay tantos estudiantes y jóvenes que son generosos, que estudian para prepararse para el futuro, hay tanta gente buena absolutamente maravillosa, tantos sacerdotes que están sacrificándose, entregando su vida al servicio de los enfermos, de los fieles, tantos religiosos y religiosas”.
En la misma mañana del martes durante la homilía en la Casa de Santa Marta, concelebrada también por Mons. Aós, el Papa se refirió a los cristianos que a veces “prefieren el fracaso”, que deja lugar a las quejas y a la insatisfacción, “campo perfecto para la siembra del diablo”. A este respecto, el obispo expresó su sentir: “no nos quedemos mirando sólo lo negativo, no ser aquel grupo de cristianos que viven amargados porque todo lo encuentran mal”, sino “reconocer la realidad, que tiene sus sombras, que tiene sus dolores, pero por sobre todas las cosas considerar también la otra parte”. “En eso me insistió el Papa y vimos que era necesario considerarlo en la labor ministerial que voy a tener en Santiago. Santiago, es una comunidad eclesial hermosa con grandes desafíos pero con realidades también maravillosas”.
Desafíos sociales en Chile: de la civilización del descarte a la justicia social
Para mirar de cerca la realidad en la sociedad chilena, interpelamos a Monseñor Aós sobre los desafíos que enfrenta:
“Es una sociedad en donde hay unas diferencias escandalosas en cuanto al reparto de los bienes. Hay algunos que tienen un estándar de vida muy alto, mientras que en la calle hay mendigos, hay hermanos y hermanas que tienen grandes carencias”.
En efecto, el Obispo se refiere a la gente que está en la calle, con problemas de alcohol, de droga, que son lo que el Papa llama la ‘civilización del descarte’: “Eso es un problema muy serio y muy grande que quizá nos cuesta ver, porque cada uno de nosotros quiere avanzar, tener más, y, cuando vamos logrando más cosas, quizás nos olvidamos del otro”.
“Otro problema importante no cabe duda - continúa - está en la distribución de los servicios": el servicio de la salud que es tan costoso, la enseñanza que tiene que ser más inclusiva, la justicia social para los trabajadores, la necesidad de salarios justos y equiparables porque "no puede ser que a una mujer por el hecho de ser mujer se le esté pagando menos si está realizando el mismo trabajo y servicio que realiza un varón”. "Y por la otra parte, recordar a algunos trabajadores, que tienen la obligación de trabajar bien, que no se pueden hacer las cosas a medias, porque cuando se hace un trabajo, se hace para Dios y para los hermanos”.
Importante la selección de los aspirantes al sacerdocio
Mirando puertas adentro, un punto clave que visualiza el obispo dentro de la Iglesia en Chile es la selección de los aspirantes sacerdocio y la vida religiosa:
“Algunos de los problemas que hay, parece que se deben el hecho de que se admitieron candidatos que nunca debieron ser admitidos, y que lógicamente después han dado sus frutos. Un poco lo que el Evangelio dice que está junto la cizaña con el trigo: después cuando sale la espiga, se ve que uno era una cosa y otro era otra cosa. Entonces, una buena selección de los aspirantes, no sólo por la entidad de la iglesia sino porque estoy convencido de que cuando una persona se equivoca en algo tan fundamental como es elegir su vocación, va a sufrir después durante toda su vida, y va a hacer sufrir a otros”.
El problema del clericalismo
Otro de los puntos – o bien de las problemáticas de la Iglesia en Chile – señaladas por Mons. Aós, es aquel del clericalismo:
“La Iglesia es autoridad de servicio: estamos al servicio del pueblo de Dios, lo que no quiere decir que servir al pueblo de Dios es dejar que cada uno haga lo que quiera: una mamá sirve en la casa pero no para que cada uno haga lo que quiera, sino que ella ordena y demás. Allí estamos en lo mismo. Evitar entonces que se vea el sacerdocio como un poder, como un decir ‘aquí estoy yo que soy el que mando’, o como el que busca un provecho, incluso económico, o un estatus, sino que tiene que estar en el servicio”.
La respuesta a esta problemática según el prelado, está precisamente en la dignidad de bautizados: “eso es lo que nos hace cristianos, y el mismo bautismo que recibió el Santo Padre es el que recibí yo y el que acaba de recibir la “guagua” (niñita) que está siendo bautizada en este momento. Luego la función será distinta, y allí estaríamos también mal si yo tratara de hacer la función del Papa o alguien tratara de hacer la función de otro. Y luego, buscar ese sentido de Cuerpo de la Iglesia, es decir, que todos tenemos que colaborar. Eso de pensar que este es un asunto que le corresponde al nuevo administrador que ha llegado, o a los curas, a los obispos, ¡no! Es el corazón de cada uno el que debe cambiar, para ir construyendo una sociedad mejor”.
Recomponer la unidad de la Iglesia en Chile
No hay otras “tareas especiales” confiadas al neo administrador apostólico de la Archidiócesis de Santiago más que las ya habladas en el curso de la entrevista. A saber, “tener este sentido de Iglesia, considerar todo, tratar de integrar, de hermanar, o de hacer que, efectivamente, ya que somos hermanos por el bautismo nos tratemos como tales, y tratar de avanzar recomponiendo la unidad de la Iglesia”. Y, naturalmente, “el servicio a los pobres”. “Esas son las grandes líneas”, dice.
“El Papa no tiene un manual de instrucciones - ni tampoco me lo dio - para decirme ‘tiene que hacer eso, tiene que hacer lo otro’, no. Yo tengo que volver, tendré que organizar con las personas que hay, pedí que me nombren obispos auxiliares, y entonces ver cómo se van organizando estos procesos, estas tareas. Esto porque en teoría uno puede hacer muchas cosas y el papel soporta todo, pero después en la realidad hay que ver también con qué personas se cuenta, y eso es lo que voy a tener que hacer”, afirma.
Injustificable el mal y la mediocridad
Porque el sacudón de la iglesia en Chile tocó profundamente el corazón de los fieles, la pregunta conclusiva es: ¿qué le diría a quien no ha perdido su fe pero que se ha alejado de la iglesia por causa de los escándalos?
“El problema no está en lo que haga el Papa, en lo que haga el obispo, el sacerdote, sino en lo que hago yo, y ahí es donde se ve cada uno enfrentado a su verdad: cuando uno se pone ante Cristo, que es a quien vamos a celebrar ahora en Semana Santa, ante esa Virgen que es la Madre que Jesús nos dio, y dice: ‘quién soy yo y cómo voy a responder a esto’, ‘yo que soy un minero, yo que soy una dueña de casa... ¡yo!"
“Si es una cosa mala nunca se justifica, y nunca va a justificar tampoco nuestra mediocridad. Así que animo a que efectivamente cada uno se ponga ante el Señor, y si hay hermanos que están dudando - y hay algunos que se preguntan si tiene sentido pertenecer a la iglesia o no - yo le diría que sí tiene sentido, que la Iglesia, a pesar de que tenga manchas y arrugas, la Iglesia es de Jesucristo y es una institución bellísima”.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí