Tres Papas pidieron perdón por pecados contra pueblos originarios
Griselda Mutual - Ciudad del Vaticano
La Conferencia del episcopado mexicano, en un comunicado firmado por Monseñor Arizmendi Esquivel, Obispo Emérito de SCLC, en mérito al pedido del Presidente del país, Andrés Manuel López obrador, quien solicitara al gobierno español y al Papa Francisco que “pidan perdón por los abusos, crímenes y atropellos contra los pueblos originarios, con ocasión de que en 2021 se cumplirán 500 años de la conquista de la antigua Tenoxtitlan, hoy Ciudad de México”, expresa que “España ya le contestó, y nuestra Iglesia en varias ocasiones, sobre todo en torno al año 1992, lo ha hecho”.
San Juan Pablo II pidió perdón en 1992
El obispo evoca la memoria del Papa reconociera “con toda verdad los abusos cometidos debido a la falta de amor de aquellas personas que no supieron ver en los indígenas a hermanos e hijos del mismo Padre Dios”, pidiendo, “en nombre de Jesucristo, como Pastor de la Iglesia”, que “perdonen a quienes los han ofendido, que perdonen a todos aquellos que durante estos quinientos años han sido causa de dolor y sufrimiento para sus antepasados y para ustedes”.
También recuerda cuando los obispos latinoamericanos, siempre en Santo Domingo afirmaron: “Después de haber pedido perdón con el Papa a nuestros hermanos indígenas y afroamericanos ante la infinita santidad de Dios por todo lo que ha estado marcado por el pecado, la injusticia y la violencia, queremos desarrollar una evangelización inculturada (SD 248). Y asumimos compromisos concretos”.
Benedicto XVI pidió perdón en 2007
Mons. Arizmendi Esquivel recuerda, asimismo, que , de regreso de su Viaje Apostólico a Brasil durante la Audiencia General, que “el recuerdo de un pasado glorioso no puede ignorar las sombras que acompañaron la obra de evangelización del continente latinoamericano: no es posible – decía Benedicto - olvidar los sufrimientos y las injusticias que infligieron los colonizadores a las poblaciones indígenas, a menudo pisoteadas en sus derechos humanos fundamentales. Pero la obligatoria mención de esos crímenes injustificables —por lo demás condenados ya entonces por misioneros como Bartolomé de las Casas y por teólogos como Francisco de Vitoria, de la Universidad de Salamanca— no debe impedir reconocer con gratitud la admirable obra que ha llevado a cabo la gracia divina entre esas poblaciones a lo largo de estos siglos”.
Papa Francisco pidió perdón en 2015
, manifestó: “Les digo, con pesar: Se han cometido muchos y graves pecados contra los pueblos originarios de América en nombre de Dios. Lo han reconocido mis antecesores, lo ha dicho el CELAM, el Consejo Episcopal Latinoamericano, y también quiero decirlo. Al igual que San Juan Pablo II, pido que la Iglesia -y cito lo que dijo él- ‘se postre ante Dios e implore perdón por los pecados pasados y presentes de sus hijos’. Y quiero ser muy claro, como lo fue San Juan Pablo II: Pido humildemente perdón, no sólo por las ofensas de la propia Iglesia, sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América. Y junto a este pedido de perdón, para ser justos, también quiero que recordemos a millares de sacerdotes, obispos, que se opusieron fuertemente a la lógica de la espada con la fuerza de la cruz. Hubo pecado, hubo pecado y abundante, y por eso pedimos perdón, pero allí también donde hubo pecado, donde hubo abundante pecado, sobreabundó la gracia a través de esos hombres que defendieron la justicia de los pueblos originarios. Les pido también a todos, creyentes y no creyentes, que se acuerden de tantos obispos, sacerdotes y laicos, que predicaron y predican la Buena Nueva de Jesús con coraje y mansedumbre, respeto y paz, sin olvidar a las monjitas que anónimamente recorren nuestros barrios pobres llevando un mensaje de paz y de bien, que en su paso por esta vida dejaron conmovedoras obras de promoción humana y de amor, muchas veces junto a los pueblos indígenas incluso hasta el martirio” .
El prelado recordó en el comunicado también el pedido de perdón que realizara , y concluyó, pidiendo perdón, “también por nuestros pecados presentes, que son los que dependen de nosotros. En vez de seguir atropellando y discriminando a los pueblos originarios, démosles el lugar que Dios mismo les ha dado”.
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