Mons. Azuaje: situación político-social en Venezuela es insostenible
Ciudad del Vaticano
Reproducimos fragmentos de la Presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela publicada el 1 de febrero por el Arzobispado de Santiago, Chile.
¿Cuál es la situación de hoy en Venezuela?
En Venezuela desde hace ya tiempo que estamos viviendo situaciones lamentables que han desencadenado una crisis generalizada, sobre todo en el ámbito económico, político e, incluso, en el ámbito ético-moral. Se vive el hambre del pueblo venezolano como también la inseguridad, no sólo jurídica sino también personal. Ahora se viene todo un panorama de represión, que la estamos viendo a través de órganos de seguridad del Estado, y con algo que es lamentable, la violación de los derechos de nuestros jóvenes y nuestros niños. Esto genera el sufrimiento de nuestro pueblo, de tantas familias que no tienen en sus hogares lo necesario para una vida digna y ven la zozobra de sus jóvenes y niños en el país.
¿Cuál es el llamado de los obispos para enfrentar esta crisis?
El llamado es, primero, a reconocer que tenemos a un pueblo que se ha hecho sujeto. El pueblo es sujeto de todos estos cambios y transformaciones que han de venir. Entonces, nos toca a nosotros concientizar con la Doctrina Social de la Iglesia, teniendo un pensamiento humanista, donde el pueblo venezolano tiene un rol protagónico que, como lo dijimos en el último comunicado nuestro, no hay que dejar a un liderazgo solitario en las decisiones.
El pueblo ha estado por encima de los liderazgos políticos. Nuestro pueblo venezolano que ha sufrido, sigue sufriendo y, lamentablemente, va a seguir sufriendo. Llamamos a no perder la esperanza. El pueblo seguirá en esta marcha de la búsqueda de su dignidad y la búsqueda de la concordia entre los mismos venezolanos.
Hay una gran mayoría que desea un cambio y yo creo que esa es la presión más grande que tiene el gobierno, no tanto de instancias internacionales -que les agradecemos toda la ayuda que están haciendo a nivel de diplomacia, a nivel político, como también las ayudas que se reciben para estos problemas de hambre en Venezuela- sino que, sobre todo, en el ámbito de la fuerza de un pueblo que se ha manifestado, pero con un sentido de paz, de tranquilidad, un sentido de no generar violencia. Desgraciadamente la violencia viene de los cuadros militares. Creo que tenemos un elemento muy valioso que es la fuerza que tiene nuestro pueblo venezolano.
¿Cómo ayuda la Iglesia en el tema del hambre?
-Tenemos que seguir ayudando en el ámbito humanitario a nuestro pueblo, a través de CARITAS y de organizaciones de ayuda. Aquí se gestó un proyecto desde hace casi tres años que se llama “Las Ollas Comunitarias”. Este proyecto fue pensado para el tiempo de Cuaresma de ese año y ya llevamos tres años. Tuvimos que mantenerlo y ya se hizo constitutivo del servicio parroquial, porque la gente tiene hambre y tratamos de ayudar en la nutrición. Con los niños igual, hay un proyecto muy hermoso que se llama Proyecto Chamán, que vela por la alimentación y salud de nuestros niños recién nacidos hasta los seis años. En fin, estamos tratando de dar cierta respuesta en la medida de lo posible en todas las comunidades. El otro aspecto es la formación, tenemos más de quinientos colegios católicos acá en Venezuela y hemos sentido que casi la mitad del profesorado se ha ido y, por ende, casi la mitad del alumnado ya no va a la escuela.
Mons. Azuaje preguntado por la posibilidad de buscar mediación internacional para evitar más sufrimiento del pueblo venezolano respondió: “Todo aquel que puede intervenir para buscar la concordia y buscar realmente que se liberen aquí todos estos entramados que tenemos y que están generando violencia, se puedan resolver, bienvenidos”.
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