Obispos de Cerde?a: no a las armas fabricadas en nuestro territorio
Manuel Cubías – Ciudad del Vaticano
Un trabajo respetuoso de la vida
Los obispos de Cerdeña, en su mensaje, insistieron en la importancia de que el trabajo realizado por cualquier ser humano, debe contribuir a la realización personal y al progreso de la sociedad. Al mismo tiempo declararon que la producción y el comercio de armas no contribuyen a la paz, aunque den empleo a mucha gente y sitúen a Italia en la cima del ranking de los fabricantes de armas.
Los Pastores sostienen con fuerza que "la venta y el tráfico de armas constituyen una grave amenaza para la paz". Observan que en el mundo "el gasto militar crece cada vez más”, al igual que el número de conflictos. “Solo el año pasado hubo 378, dispersos en diferentes partes del planeta, de los cuales 20 fueron clasificados como guerras de alta intensidad".
No hay comparación entre producir bienes para la vida y bienes para la muerte
La gravísima situación económica y social, la falta de empleo, no puede justificar ninguna actividad económica que atente contra la vida. Insistieron los obispos en que , "la producción de bienes necesarios para la vida no puede ser comparada con lo que ciertamente genera muerte. Este es el caso de las armas construidas en nuestro territorio regional y utilizadas para una guerra que ha causado y sigue causando miles de muertos en Yemen, en su mayoría civiles desarmados”.
Producir armas en una de las zonas más pobres del país
Desde el punto de vista ético y socioeconómico resulta impactante, afirman los obispos, que “esta producción tiene lugar en un territorio, entre los más pobres del país, donde no hay perspectivas de empleo. Así que a nuestros trabajadores se les ofrece un salario seguro, pero deben sufrir lo inaceptable por falta de alternativas justas y dignas”.
Conversión de la industria de armamento
Los obispos plantearon: “El compromiso por la conversión de las industrias de la muerte no puede ser sólo el grito apasionado y ciertamente profético de los que sienten con particular pasión la necesidad de cultivar la Paz”.
“Como Iglesia debemos y queremos trabajar sobre todo por la formación de las conciencias y recordar a todos su deber de respetar los derechos de cada hombre y de cada mujer, sea cual sea el país al que pertenezcan”.
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