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Abusos en Pensilvania. Card. DiNardo: es una catástrofe moral

“Nos enfrentamos a una crisis espiritual que requiere no sólo la conversión espiritual, -manifiesta el cardenal - sino también cambios prácticos para evitar repetir los pecados y fracasos del pasado que son tan evidentes en el informe reciente”. Declaraciones del card. Di Nardo, Presidente de la USCCB

Griselda Mutual - Ciudad del Vaticano

El Cardenal Daniel N. DiNardo, Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB), emitió después reunirse con miembros del Comité Ejecutivo de la USCCB y otros obispos.

La declaración incluye tres objetivos y tres criterios, además de los pasos iniciales de un plan que involucrará a laicos, expertos y al Vaticano. Un plan más desarrollado será presentado a todos los obispos en su Asamblea General en Baltimore en el mes de noviembre.

En primer lugar el Presidente de la USCCB se refiere a los sentimientos expresados semanas atrás de tristeza, enojo y vergüenza por las recientes revelaciones sobre el Arzobispo Theodore McCarrick. Sentimientos - dice- que “continúan y se profundizan a la luz del informe del Gran Jurado de Pensilvania”.

“Nos enfrentamos a una crisis espiritual que requiere no sólo la conversión espiritual, -manifiesta - sino también cambios prácticos para evitar repetir los pecados y fracasos del pasado que son tan evidentes en el informe reciente”.

Seguidamente el purpurado se refiere a la reunión del Comité Ejecutivo de la Conferencia de Obispos católicos, e informa acerca de los cambios necesarios que fueron establecidos por dicho comité. Se trata de tres objetivos y tres criterios.

En los primeros se cuenta una investigación de las cuestiones que rodean al Arzobispo McCarrick; en ese sentido manifiestan que invitarán al Vaticano a llevar a cabo una Visita Apostólica para abordar esta cuestión junto con un grupo de personas, en su mayoría laicos, identificados por sus conocimientos especializados. El segundo objetivo es la apertura de canales nuevos y confidenciales para reportar denuncias contra los obispos; y en tercer lugar establecen como objetivo el abogar por una resolución más efectiva de las denuncias futuras.

Estos objetivos se perseguirán de acuerdo con tres criterios: primero, el de una adecuada independencia para que se actúe libre de prejuicios o influencias indebidas. El segundo criterio está relacionado con la autoridad en la Iglesia: debido a que sólo el Papa tiene autoridad para disciplinar o remover a los obispos, se asegurarán de que las medidas respeten esa autoridad. Y el tercer criterio es el de la participación de los laicos cuya presencia refuerza el compromiso de los obispos con el primer criterio de independencia.

En la conclusión el Presidente de la Conferencia Episcopal estadounidense se disculpa y pide humildemente perdón “por lo que mis hermanos obispos y yo – escribe- hemos hecho y no hemos hecho”.

“Cualesquiera que sean los detalles sobre el Arzobispo McCarrick o los muchos abusos en Pennsylvania (o en cualquier otro lugar), ya sabemos que una de las causas es el fracaso del liderazgo episcopal”, admite  Y prosigue: “El resultado fue que decenas de hijos amados de Dios fueron abandonados para enfrentar este abuso de poder en soledad. Esto es una catástrofe moral. Es también parte de esta catástrofe que tantos sacerdotes fieles que están persiguiendo la santidad y sirviendo con integridad han sido manchados por esta falta”, expresa,  asegura la firme resolución de que con la ayuda de la gracia de Dios, no se vuelva a repetir nunca más.

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17 agosto 2018, 13:00