Papa: La ´Ç°ù²¹³¦¾±¨®²Ô es libre y poderosa, recen con el coraz¨®n y no con los labios
Thulio Fonseca ¨C Ciudad del Vaticano
Durante la Audiencia General de este miércoles 6 de noviembre, el Papa Francisco continuó el ciclo de catequesis sobre el Espíritu Santo, destacando el aspecto santificador del Espíritu a través de la oración. El Pontífice subrayó que el Espíritu Santo es a la vez ¡°sujeto y objeto¡± de la oración cristiana, indicando que es Aquel que reza en nosotros y Aquel que es recibido a través de la oración:
Oramos para recibir al Espíritu Santo y recibimos al Espíritu Santo para que verdaderamente podamos orar, es decir, como hijos de Dios, no como esclavos. Debemos rezar siempre con libertad. ¡°Hoy tengo que rezar esto, esto, esto, esto, porque prometí esto, esto, esto. Si no, iré al infierno¡±. No, ¡eso no es rezar! La oración es libre. Tú rezas cuando el Espíritu te ayuda a rezar. Rezas cuando sientes la necesidad de rezar en tu corazón y, cuando no sientas nada, detente y pregúntate: ¡°¿Por qué no tengo ganas de rezar? ¿Qué está pasando en mi vida?¡± [...]Siempre, la espontaneidad en la oración es lo que más nos ayuda. Esto significa rezar como hijos, no como esclavos.
El Espíritu Santo y el clamor
A continuación, el Santo Padre subrayó la necesidad de rezar para recibir el Espíritu Santo, citando la promesa de Jesús: ¡°Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del Cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan¡± (Lc 11,13). Recordó que, del mismo modo, ¡°cada uno de nosotros sabe dar cosas buenas a los pequeños, sean hijos, nietos o amigos. ¿Y no nos dará el Padre también el Espíritu? Y eso debería darnos el valor para seguir adelante¡±.
Según Francisco, el Espíritu Santo es el único ¡°poder¡± que tenemos sobre el Espíritu de Dios: el poder y la fuerza de la oración. ¡°La Iglesia sigue fielmente este ejemplo: tiene siempre en los labios la súplica ¡°¡Ven!¡± cuando se dirige al Espíritu Santo¡±, dijo el Pontífice, recordando que en la Misa la Iglesia invoca al Espíritu para santificar el pan y el vino.
Ayuda para nuestra debilidad
Francisco subrayó también que el Espíritu Santo es quien nos enseña la verdadera oración, como explica san Pablo: ¡°El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. Pues, nosotros no sabemos cómo pedir para orar como conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables¡± (Rm 8, 26-27). Señaló que, a causa de nuestra debilidad, a menudo pedimos las cosas equivocadas de la manera equivocada, pero el Espíritu corrige nuestras intenciones y nos hace pedir según la voluntad de Dios:
La oración cristiana no es el hombre hablando con Dios de un lado a otro del teléfono, no, ¡es Dios que reza en nosotros! Rezamos a Dios a través de Dios.
Nuestro abogado y defensor
Francisco subrayó también que el Espíritu Santo, como ¡°Paráclito¡±, es quien nos defiende y consuela, no acusándonos, sino convenciéndonos del pecado para que experimentemos la misericordia del Padre. Incluso cuando nuestro corazón nos acusa, el Espíritu Santo nos recuerda que ¡°Dios es mayor que nuestro corazón¡± (1 Jn 3,20), dándonos paz y libertad:
Dios es más grande que nuestro pecado. Todos somos pecadores, pero pensemos: quizá alguno de ustedes -no lo sé- tiene mucho miedo de las cosas que ha hecho, miedo de ser reprendido por Dios, miedo de tantas cosas y no encuentra la paz. Ponte en oración, invoca al Espíritu Sant, y Él te enseñará a pedir perdón. ¿Y saben qué? Dios no sabe mucha gramática, y cuando pedimos perdón, no nos deja terminar la palabra ¡°perdón¡±. Él nos perdona primero, siempre nos perdona, siempre está a nuestro lado para perdonarnos, incluso antes de que terminemos la palabra. Decimos ¡°Per...¡± y el Padre ya nos perdona.
Rezar con el corazón
El Espíritu Santo también nos enseña a interceder por nuestros hermanos y hermanas, una oración que agrada especialmente a Dios porque es desinteresada, dijo el Papa. Cuando cada uno de nosotros reza por todos, sucede ¨C según observaba san Ambrosio - que todos rezamos por todos; la oración se multiplica:
Pero, por favor, ¡no recen como loros! No digan "Bla, bla, bla...". No. Digan "Señor", pero díganlo de corazón. "Ayúdame, Señor, "Te amo, Señor". Y cuando reciten el Padre Nuestro, recen ¡°Padre, tú eres mi Padre¡±. Recen con el corazón y no con los labios, no lo hagan como loros.
Francisco concluyó su catequesis invitando a todos a unirse al Espíritu en la intercesión por la Iglesia y el mundo, especialmente durante el tiempo de preparación al Jubileo: ¡°Que el Espíritu nos ayude en la oración, que tanta falta nos hace¡±.
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