El Papa: Saber acusarnos ante Dios nos libra de la hipocres¨ªa
Adriana Masotti ¨C Ciudad del Vaticano
La hipocresía fue el tema que abordó el Papa en su homilía de la Misa matutina. Y comenzó a partir de la sugerencia del pasaje evangélico del día, en el que se relata que Jesús, invitado a comer por un fariseo, fue criticado por el dueño de casa porque, antes de ponerse a la mesa, no había hecho las abluciones rituales. Francisco comentó al respecto: "Hay una actitud que el Señor no tolera: la hipocresía. Y esto es lo que leemos en el Evangelio. Invitan a Jesús a comer, pero para juzgarlo, no para hacer amistad". A lo que añadió que ¡°la hipocresía es precisamente presentarse de un modo y ser de otro". Es pensar en secreto de manera diferente a como uno se presenta.
La hipocresía nace del diablo: el mentiroso
Jesús no soporta la hipocresía. Y a menudo llama a los fariseos ¡°hipócritas¡±, ¡°sepulcros blanqueados¡±. Pero no es un insulto de Jesús, ¡°es la verdad¡±. "Desde afuera eres perfecto¡±, es más, ¡°almidonado¡± ¨C reafirmó Francisco ¨C precisamente ¡°siendo correcto¡±, pero ¡°dentro eres otra cosa". Y afirmó que "la actitud hipócrita nace del gran mentiroso, el diablo". Él es el "gran hipócrita" y los hipócritas son sus "herederos".
La hipocresía es el lenguaje del diablo, es el lenguaje del mal que entra en nuestro corazón y es sembrado por el diablo. No se puede convivir con gente hipócrita, pero existe. A Jesús le gusta desenmascarar la hipocresía. Él sabe que será ciertamente esta actitud hipócrita la que lo llevará a la muerte, porque el hipócrita no piensa si utiliza medios lícitos o no, va adelante: con la calumnia. "Calumniemos, ¿el falso testigo?¡±¡ ¡±Busquemos un falso testigo¡±.
La hipocresía es un veneno que mata
El Papa prosiguió diciendo que alguien podría objetar "que no existe tal hipocresía¡± en el propio entorno. Sin embargo, añadió, ¡°pensar esto es un error¡±:
El lenguaje hipócrita, no diré que sea normal, pero es común, es de todos los días. El hecho de presentarse de un modo y ser de otro. En la lucha por el poder, por ejemplo, las envidias, los celos, te hacen parecer con una forma de ser y desde dentro hay veneno para matar, porque la hipocresía siempre mata, siempre, tarde o temprano mata.
La medicina es la acusación de uno mismo
Es necesario sanar de esta actitud. Pero ¿cuál es la medicina? se preguntó el Papa. Y la respuesta es decir "la verdad, ante Dios". Es acusarse a sí mismo:
Debemos aprender a acusarnos a nosotros mismos: "He hecho esto, yo pienso así, malamente.... Tengo envidia, me gustaría destruir aquello...", lo que está dentro, lo nuestro, y decirlo ante Dios. Este es un ejercicio espiritual que no es común, no es habitual, pero tratamos de hacerlo: acusarnos a nosotros mismos, vernos en el pecado, en las hipocresías y en la maldad que hay en nuestro corazón. Porque el diablo siembra la maldad y decirle al Señor: "¡Mira, Señor, cómo soy!", y decirlo con humildad.
Pedro se dio cuenta de que era un pecador
Aprendemos a acusarnos a nosotros mismos, reafirmó el Papa, a la vez que añadió textualmente:
Y concluyó recordando la oración de Pedro cuando dijo al Señor: "Aléjate de mí porque soy un hombre pecador¡±. "Aprendamos ¨C dijo Francisco ¨C a acusarnos a nosotros mismos".
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