Italia. Movilización para decir "?no más favores a los traficantes de armas!"
Antonella Palermo - Ciudad del Vaticano
La ley 185/90 sobre la exportación de armas en Italia, que garantiza el control del Parlamento y de los ciudadanos sobre un sector estratégico y crítico del país, así como sobre los flujos financieros privados que lo alimentan, sufre hoy un intento de modificación. Los riesgos en juego se han debatido esta mañana, 17 de abril, en la sede de Libera en Roma, en el marco de la iniciativa " ¡No más favores a los traficantes de armas! Defendamos la transparencia y la democracia en el comercio de armas". Ha sido una postura coral de muchas asociaciones de la sociedad civil y católicas contra la actualización de un reglamento que "no puede ni debe convertirse en una oportunidad para debilitar el control parlamentario" en esta materia.
Vignarca: menos transparencia significa más inseguridad
"El Gobierno quiere cambiar esta ley reduciendo la transparencia" viniendo a satisfacer "los deseos de los comerciantes de armas", subraya a Pope Francesco Vignarca, de la Red Italiana por la Paz y el Desarme. "Esto es inaceptable y creará una mayor inseguridad para nuestro país", afirma, recordando que la ley en cuestión fue deseada tras una gran movilización de la sociedad civil a raíz de los escándalos en los que se vio envuelta Italia en los años setenta y ochenta.
"A partir de ahí se inició un camino que luego desembocó en normas internacionales sobre el control de armas. Italia fue la precursora de un camino virtuoso. El deseo actual de rearme -los datos del Sipri muestran que Italia ha aumentado sus exportaciones militares un 86% en los últimos cinco años- nos lleva a querer hacer este negocio lo más opaco posible". Se hacen eco de los múltiples llamamientos del Papa Francisco que, recuerda Vignarca, "lleva tiempo insistiendo en un elemento crucial: los intereses del sector industrial militar alimentan los conflictos".
El problema es que, como señala el propio Vignarca, nos encontramos ante un sector cuya fuerza se mide también por la gran presión que ejerce sobre la política, que "es un poco demasiado frágil" mientras que "una gran parte de la opinión pública está en contra del comercio de armas, convencida de que la paz se construye por otros medios". Ojo por ojo y el mundo se quedará ciego, decía Mahatma Ghandi, recuerda el portavoz de Rete Disarmo, preocupado por la escalada del conflicto en Oriente Medio. Desgraciadamente vemos una intolerancia hacia la voluntad de los pueblos de manifestarse y movilizarse", observa, "con el uso retórico de la defensa para justificar iniciativas militares".
Don Ciotti: Vamos hacia atrás, aplica el control cívico
En el acto organizado por la organización líder de Libera, Don Luigi Ciotti, su fundador, toma la palabra y con su proverbial agudeza insta: "Debemos aplicar este control cívico. El desarme es fundamental, porque sin él no habrá paz. No se puede responder a la mala política eludiendo responsabilidades. Somos una fuerza de servicio al bien común".
El sacerdote lamenta que "vamos hacia atrás" y señala cómo el tráfico de armas y el de drogas siempre han ido de la mano. "Estamos hablando de Inteligencia Artificial: las organizaciones criminales ya se han apoderado de ella", se hunde. Don Ciotti invita a desmontar -citando al Papa- la lógica de que la proliferación de armas sirve para "equilibrar las defensas" y vuelve sobre un punto que ya se ha convertido en una advertencia recurrente, aunque no suficientemente atendida: "corrupción y mafias van de la mano".
Los discursos de Boldrini y Ricciardi
"La guerra nunca debe normalizarse porque supone renunciar a décadas de trabajo del mundo pacifista", explica Boldrini, que acaba de regresar de Jordania. "Vivimos una situación de equilibrio, creo que debemos movilizarnos mucho más, razonar más. La Unión Europea", subraya, "no puede considerar la guerra como una opción para resolver los conflictos entre Estados".
Riccardo Ricciardi recuerda que cuando se produjo la invasión rusa de Ucrania, "desde el día después parecía que los fabricantes de armas no esperaban otra cosa". Pone el ejemplo de Alemania, que había desinvertido completamente en armamento, mientras que luego invirtió 100.000 millones, con una tendencia similar para otros países como Francia o Polonia. Empezó de forma increíble", afirma, "a transmitirse a la opinión pública el mensaje de que había que invertir en armamento porque éramos vulnerables".
Zanotelli: trabajar por la paz cuesta dinero
Lacónico se mostró el padre Alex Zanotelli: "Somos prisioneros del complejo militar industrial, y ya basta". El sacerdote comboniano recordó que en 2023 se gastaron en el mundo hasta 2500 mil millones de dólares en armas. Italia ocupa el tercer lugar. De ahí que insistiera en el hecho de que estamos dentro de un sistema económico financiero que permite al 10% de la población consumir por su cuenta el 90% de los productos del planeta, con un daño medioambiental muy fuerte.
"Si seguimos así, nos arriesgamos a un invierno nuclear o a un verano abrasador. Si queremos cambiar", instó Zanotelli, "debemos meternos en la cabeza que trabajar por la paz cuesta dinero y se paga". Y citó al jesuita Daniel Berrigan, animador de la protesta contra la guerra de Vietnam y que escribió en su momento: hacer la paz es tan caro como hacer la guerra, igual de divisivo, capaz de llevarnos a la muerte. Lo único que nos queda es la desobediencia civil", concluye el padre Alex, "lo que hizo Martin Luther King. En lugar de eso, somos sonámbulos".
Las voces del asociacionismo
Representantes del mosaico de asociaciones civiles y religiosas, de Arci y Acli a Legacoop, de Azione Cattolica a Un Ponte Per, sellaron la posición contraria a la modificación de la ley 185. En particular, Amnistía Internacional añadió que también es necesario controlar el sector cultural, que a menudo apoya eventos con el patrocinio de bancos poco éticos.
La Asociación Papa Juan XXIII relanzó la Operación Paloma en zonas de conflicto y la importancia de seguir promoviendo la campaña para la creación de un Ministerio para la Paz, así como la función pública como práctica no violenta. Oxfam Italia y pro Civitate Christiana subrayan que "no son las guerras las que requieren armas, sino las armas las que requieren guerras". Arci, por último, habla de un proyecto de "contrarreforma equivocado e irresponsable" porque es contrario a cualquier forma de progreso: "Cuando se debilita la sociedad civil, se debilita la democracia".
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