#Cyberjoy vivir el mundo de la red con alegr铆a
Francesca d'Amato - Ciudad del Vaticano
Con motivo del Safer Internet Day (SID), el Día Internacional de Internet Seguro que se celebra hoy, la Fundación Carolina ha querido lanzar el hashtag #Cyberjoy, símbolo de un renacimiento educativo que quiere conciliar humanidad y tecnología. El objetivo es concienciar a los jóvenes sobre el uso correcto de internet, para que aprendan a experimentar el mundo de la red con seguridad, alegría y empatía. Un gran llamamiento a la acción dirigido a toda la comunidad, para que la protección de los menores en línea se convierta en un bien común y una responsabilidad de todos. "Partimos del término Cyberbullying, para llegar a su significado opuesto: ¡Cyberjoy!", explica Ivano Zoppi, secretario general de la Fundación Carolina.
Niños y adolescentes en el centro
El mensaje se dirige a instituciones, familias, escuelas y todos los lugares donde viven niños. Un concepto que pone en el centro el derecho de los niños y adolescentes a vivir la experiencia digital con seguridad y con el deseo de compartir emociones auténticas. "Un renacimiento educativo que da la posibilidad de mirar la red como un mundo de oportunidades, al que hay que prestar atención, precisamente para prevenir situaciones peligrosas", dice Zoppi. Experimentar el espacio digital de forma equivocada es la causa de la confusión emocional de los jóvenes, que se traduce en malestar psicológico y daños físicos. Los jóvenes empiezan a experimentar con el espacio web desde una edad temprana, encontrándose con muchos peligros. Por ello, el llamamiento de la Fundación Carolina se dirige también a los legisladores, "para que apoyen tanto el derecho a la educación digital -en la escuela y en la familia- como el derecho a la protección de la salud de los menores, desde los primeros meses de vida". La operación Cyberjoy se desarrolla a través de cuatro líneas de actuación: actividades en las escuelas, juegos para las familias, reflexiones sobre el tema y el proyecto nacional de salud digital".
Un mundo cada vez más parecido al mundo real
La relación entre los jóvenes y la red está cada vez más distorsionada, pero el mundo real y el virtual son dos realidades conectadas y complementarias. Cada día, estas dos dimensiones se reflejan mutuamente y "muchos jóvenes confían su reputación, sus relaciones, sus sentimientos y su intimidad, así como la construcción de su propia identidad, al espacio digital", subraya Ivano Zoppi. "Hoy en día, los jóvenes atraviesan un desierto emocional que les priva de la empatía necesaria para comprender los efectos de sus decisiones en otros compañeros. Este empobrecimiento de los lenguajes y las relaciones humanas", prosigue, "se traduce en acciones servilmente reproducidas por la web, con la intención de aumentar las visitas y los seguidores". El chat Gpt, un sistema de inteligencia artificial, y el fenómeno del metaverso son dos ejemplos clásicos de cómo ambos mundos se fusionan y contaminan cada vez más. El chat gpt está entrando en nuestra vida cotidiana de forma desmesurada", afirma el secretario de la Fundación, "el riesgo es el de hacer un mal uso de una herramienta que puede tener un enorme potencial". Cada vez imaginamos más futuros catastróficos en los que los niños pierden la capacidad de crear textos porque lo hacen desde el "chat". El reto es, pues, aprender a convivir con la tecnología, cultivando sus aspectos beneficiosos, dado que es un progreso necesario que no debemos detener, pero cuidando "de no convertirnos en una herramienta de la tecnología, sino de que la tecnología vuelva a ser una herramienta en nuestras manos, utilizada a conciencia y con responsabilidad".
Los riesgos para los jóvenes
Datos de la Fundación Carolina confirman que el tiempo medio que un adolescente pasa en la red oscila entre 6 y 12 horas diarias. Esto conlleva numerosos riesgos y molestias psicológicas, como insomnio, cambios repentinos de humor, debilidad, pérdida de concentración, abandono de los propios intereses y cambios en los hábitos alimentarios. Síntomas que tienen como denominador común la falta de alegría y una sobreexposición demasiado frecuente y precoz en un mundo aún difícil de comprender. Más del 10 % de los jóvenes están inmersos en una realidad virtual cada vez más hostil y peligrosa. Estas dinámicas pueden desembocar en fenómenos como la adicción a la red, el grooming, la ludopatía, los retos extremos, la usurpación de identidad, el sexting, el ciberacoso y los comportamientos violentos. "Los retos se hacen por afán de notoriedad, o para ir en busca de adrenalina y sensaciones, pero entonces se empuja el listón hacia el peligro físico". El fenómeno del ciberacoso es otro riesgo generalizado que muchos jóvenes experimentan a menudo. Basta un simple clic para provocar daños irreparables en la vida de alguien, y esto ocurre en el fenómeno del acoso en línea. Como le ocurrió a Carolina, la niña cuyo nombre lleva la Fundación. La noción de que un gesto tan pequeño y silencioso acarrea consecuencias irreparables aún no está suficientemente comprendida y arraigada en la mente de los jóvenes. Todo lo que se hace en la red tiene consecuencias en el mundo real, y los jóvenes", explica Zoppi, "tienen que entenderlo, pero antes tiene que ser la comunidad adulta la que se lo haga entender a los jóvenes".
Proteger a los jóvenes
Tenemos que volver a ser una comunidad; los adultos deben establecer normas, pero antes deben respetarlas", subraya el secretario de la fundación. Una exposición excesiva en la red puede causar muchos problemas'. Una emergencia que algunas empresas intentan frenar, "las grandes tecnológicas están trabajando con iniciativas de apoyo y programas de sensibilización para menores", dice Zoppi, "hemos colaborado con Meta, Tik Tok, con los que estamos haciendo una gira mundial para reunirnos con los padres, pero no es suficiente: hay que avanzar dando valor de continuidad educativa a todas estas iniciativas". Para ello, es necesario partir de la comunidad educativa, de ahí la necesidad de proponer un modelo positivo, capaz de devolver el entusiasmo a los jóvenes y a los propios adultos. El diálogo entre padres y jóvenes es un camino fundamental para proteger a los niños. Con demasiada frecuencia, el mundo adulto delega su papel de educador en las redes sociales o las apps sin tener en cuenta las consecuencias negativas que esto puede provocar en sus hijos. 'Cada vez más, la falta de atención de los padres llega al extremo de delegar los cuentos antes de dormir', dice Zoppi, 'pidiéndole a Alexa o Siri que lean cuentos de hadas: esto nos preocupa un poco'. Porque quitar la relación padre-hijo incluso en estos momentos deshumaniza un momento íntimo y es muy peligroso". El resultado es un vacío educativo, una incapacidad para gestionar las propias emociones, una falta de empatía y una necesidad de atención que se busca en la red. Internet se convierte en un espacio al que se accede para buscar esa seguridad emocional que, una vez que uno se hace dependiente del juicio de los demás, no hace más que destruir. La web produce la necesidad de ser visto y aceptado.
Ser 鈥渙riginales鈥
"Si los jóvenes no encuentran una comunidad adulta que les acoja y los escuche, haciéndoles comprender que son obras de arte originales e irrepetibles, buscarán ese deseo en la falsa aprobación de la red, con un like y un corazoncito en Instagram: una deshumanización de las relaciones humanas y la preferencia de un mundo artefactual." Supervisar las aplicaciones en línea podría ser ya un buen punto de partida para ayudar a los jóvenes a explorar la red a la edad adecuada. Según la Gdpr, la normativa sobre privacidad, no se debe abrir un perfil social antes de los 14 años", concluye Zoppi, "las normas están ahí, pero no se respetan: en la base no hay tanto un problema legislativo como cultural".
Gracias por haber le铆do este art铆culo. Si desea mantenerse actualizado, suscr铆base al bolet铆n pulsando aqu铆