Religiosas al frente de la revolución contra la crisis climática
Linda Bordoni – Pope
Las religiosas de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG) se posicionan a la vanguardia en la protección y salvaguarda del planeta en línea con la encíclica Laudato si' del Papa Francisco y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
El lunes 17 de abril tuvo lugar en Roma el primero de una serie de diálogos dirigidos por las hermanas para debatir con organizaciones internacionales, gobiernos, sociedad civil, instituciones vaticanas y el mundo académico sobre tres temas: mejorar las respuestas al cambio climático y a la pérdida de biodiversidad, mejorar el cuidado de las personas y de nuestro planeta, y la vulnerabilidad en el liderazgo.
Las reuniones, organizadas por la iniciativa de la UISG Sisters Advocating Globally, cuentan con la colaboración del Fondo mundial de solidaridad y culminarán en el primer UISG Advocacy Forum, que se celebrará en Roma en noviembre de este año.
La hermana Maamalifar Poreku, religiosa misionera de Nuestra Señora de África, cosecretaria ejecutiva de la Oficina para la justicia, la paz y la integridad de la creación de la UISG y coordinadora del proyecto "Sembrar esperanza para el planeta" de la organización, relata por qué cree que las monjas pueden marcar la diferencia en un escenario global en el que los compromisos sobre el cambio climático se incumplen constantemente y las personas y países vulnerables se ven cada vez más amenazados y afectados.
Y si las religiosas podrán marcar la diferencia, explica, es porque son los escritos y el ejemplo del Papa Francisco los que las inspiran y las impulsan "sólo allí donde los valientes se atreven a llegar".
La hermana Maamalifar explica que el proyecto "Sembrar esperanza para el planeta" es uno de los resultados de la encíclica del Papa Francisco sobre el cuidado de nuestra casa común, que ha impulsado a las hermanas a reflexionar sobre cómo asumir su reto, dándoles también la oportunidad de "hacer algo por nuestro medio ambiente, para que cada uno, cada criatura, pueda encontrar lo suyo".
Y no se trata sólo de seres humanos, precisa la hermana Maamalifar, "porque los seres humanos y las demás criaturas están interconectados", lo que afecta a unos afecta a otros, y sembrar esperanza para el planeta significa realmente llevar esperanza a todas las personas y a nuestra casa común.
Desde que el Papa Francisco publicó la encíclica, se han iniciado muchos proyectos loables, y en el proceso actual, añade la religiosa, la diferencia la marcarán las religiosas gracias a su enfoque holístico.
La conexión entre el cambio climático y la fe
Como dice el Papa Francisco, el cambio climático y la degradación medioambiental no son sólo una cuestión social, sino que están profundamente conectados con la fe, y como religiosas, continúa, en la base de todo lo que hacen está la fe que les permite "conectar" con el Creador y con toda la Creación.
También existe la conciencia, añade, de que solas "no estamos equipadas para hacer frente a una situación tan grande, entre otras cosas porque no tenemos todos los conocimientos necesarios para afrontarla".
“La idea es que educando a las hermanas para que se comprometan con las comunidades de base – las más afectadas por el cambio climático y la pérdida de biodiversidad – cree que pueden generar acciones positivas que tendrán resultados concretos”. Además, hermana Maamalifar explica:
Por ello, el proyecto prevé dotar a las hermanas de los conocimientos necesarios para trabajar directamente con las comunidades afectadas.
Y explica además, citando dos ejemplos: uno en Sri Lanka, dirigido a los jóvenes, y otro en Ghana, donde la sequía ha afectado a las cosechas y, en definitiva, a los alimentos "para los niños".
Enfoque holístico de la cuestión
En ambos casos, señala la religiosa, está claro que lo que ocurre con el medio ambiente afecta directamente a la persona humana, y las hermanas tienen la capacidad de adoptar un enfoque holístico de la cuestión que incluya lo social, lo medioambiental y lo espiritual, todos ellos aspectos cruciales para las personas, las comunidades, las naciones y el planeta.
Una "revolución" de pequeñas acciones
"Necesitamos pequeñas acciones que se conviertan en grandes", continúa la hermana Maamalifar, para cambiar el curso de la tendencia negativa que estamos presenciando, reiterando su creencia de que el verdadero "cambio viene de las bases", y explicando que "los de arriba no sienten el efecto de lo que está ocurriendo ahora".
El cambio, dice, vendrá de aquellos que están soportando la peor parte del cambio climático y la pérdida de biodiversidad, cuando "se los ayudará a entender por qué están sufriendo, qué está causando su sufrimiento, y se los capacite para actuar". Las hermanas, insiste la monja, están liderando una revolución, "no una revolución con armas, sino una revolución de pequeñas acciones".
Y reitera que ésta "es la revolución” que están llevando a cabo.
El ejemplo del Papa Francisco
La hermana Maamalifar concluye refrendando el ejemplo proporcionado por el Papa Francisco:
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